No tuve planeada la desconexión del blog pero pensaba en escribir y no podía ni quería. No podía porque no sentía la necesidad de hacerlo, no me apetecía nada, ni leer, ni escribir...me quise bajar del mundo. Y no quería porque no tenía nada bueno que contar y escribir sería ir recordándome todo lo que me estaba pasando... no me sentía capaz.
Y os confieso que no sé si seguiré escribiendo asiduamente o escribiré menos que antes... no tengo ni puñetera idea pero de momento este blog va a seguir abierto, tengo muchas cosas en el tintero que me gustaría compartir pero siempre habrá tiempo para ello.
Aunque sé que no tengo porqué pedir disculpas sí siento que tengo que hacerlo. Yo también he estado pendiente de blogs, de historias que un día desaparecen sin más y todo es respetable por supuesto, pero si algún día cierro este chiringuito pues no me costará nada despedirme de vosotras.
Y sobre todo pedir disculpas a esas chicas que han estado pendiente de mí y pasaban a ver si había novedades. A todas las que han necesitado ayuda, comprensión o unas palabras de aliento... lo siento pero no he podido.
Y esto hasta ahora:
En la última entrada hablé de mis miedos, del jaleo que se te monta en la cabeza con la historia de hacer más pruebas... y así, dejándome llevar y sin hacer nada más me presenté a la segunda transferencia hecha una mierda y dividida. Fue en ciclo natural, otros dos embriones, la beta fue un negativo como una casa de grande y yo me odié por no haber hecho nada más antes, no haber dicho que me hacía más pruebas por cojones. Fue terriblemente devastador ese negativo y todos los sentimientos de culpa que llevaba.
Mal dicho dije una vez "prefiero un negativo que un embarazo que se vuelva a truncar", una buena amiga me dijo "te entiendo, pero no prefieres nada de eso". Y le tuve que dar la razón ¡me cago en la puta como dolía!
De aquel ciclo sacamos tres cosas en claro:
Jamás volveríamos a hacer ciclo natural, no me iba bien.
Ahora sí que sí no volvería a una transferencia sin mirar nada más, me plantaba.
Y no podía seguir así, necesitaba ayuda.
Mi Amore fue quién me empujó a buscar ayuda, esto se nos escapaba de las manos emocionalmente y no quería bajo ningún concepto enfrentarse a otra transfer conmigo "así" y él tampoco sabía qué más hacer. Nos iba a venir bien a los dos.
En la clínica también nos alentaron a ello y nos ofrecieron una primera visita gratuita para conocer a la coach de la clínica que se encarga de la terapia emocional, si nos gustaba ya decidiríamos nosotros. En resumen, conectábamos con aquella chica y a los dos nos sentó genial. Así nos fuimos preparando para el siguiente asalto.
Por el lado médico me miraron un poco más pero no mucho. Mis gines tenían claro que la siguiente vez iría con heparina y en ciclo sustituido, les pregunté por los corticoides y me dijeron que sin problema, también los llevaría. Me dijeron que propusiese sin problema todo lo que quisiese pero que para ellas lo único que estaba claro era la acción de la heparina.
Y así, antes de acabar el 2016, ese que se suponía que iba a ser nuestro año, nos plantamos en nuestra tercera y última transferencia. Los tres embris que nos esperaban eran los más flojitos, uno se paró al descongelar, los otros dos me fueron transferidos y me volví a sentir embarazada como la primera vez. El resultado algo nuevo para nosotros: beta baja, volver a repetir y confirmación de bioquímico.
Primera transferencia: embarazo con aborto en la semana 8... cuestión de mala suerte.
Segunda: negativo como un camión de grande... cuestión de no irme bien el ciclo natural.
Tercera: bioquímico...cuestión de ser los embris más chunguis.
Pues puede ser, o puede que no pero no me conformaba con esas respuestas.
Así acababa nuestra ovodonación, esa que se suponía nos arreglaba los problemas para lograr ser padres. Todavía a día de hoy flipo, soy infértil de nivel pro.
GAME OVER...INSERT COIN